miércoles, 22 de abril de 2009

INICIOS EN SU OBRA


Dios llama, usa toda clase de cosas para tal cometido...

Un íntimo amigo sacerdote del fundador, lo delegó protector de una nueva congregación de Religiosas dedicadas a la enseñanza, que él había fundado. Así que este fue el primer momento donde San Juan Bautista de la Salle se interesaría por la educación de los niños y los jóvenes.
Un día visitando a estas religiosas coincidió en la puerta de la Casa con Adrián Nyel, estaba de paso, una mujer rica lo enviaba a estas religiosas como mensajero, desde la ciudad de Ruán. Traía el encargo de abrir una escuela para niños pobres en esas localidad.

Al conocerlo y hablar un rato con él, lo invitó a que se quedara en su casa mientras finalizaba su misión que se le había encomendado.

Los historiadores describen a este personaje como un "transeúnte" por naturaleza, una "Luciérnaga" que brilla por un momento y desaparece sin terminada nada de lo que había comenzado. Ciertamente era una persona emprendedora, siempre con los ojos puestos en la siguiente tarea, sin prestar demasiada atención a lo que en ese momento llevaba entre manos. Este buen hombre tenía 53 años y 27 años de los mismos se había dedicado a fundar y dirigir escuelas. En su interior llevaba algo que el Santo lo definiría como "destellos de valor y genialidad".