jueves, 23 de abril de 2009

JUNTOS EN EL CAMINO


San Juan Bautista de la Salle y Adrián Nyel hicieron una gran amistad, era por naturaleza y por experiencia, un creador de proyectos como Nyel, fué para el Fundador como una chispa que prendiera fuego en el arbusto y desde ahí se expandiera posteriormente a toda la creación.
Nyel fué la persona del cual Dios le ayudó a ver claro que debía hacer con su vida. Dios se sirvió de él para que el fundador se entregue siempre al mundo de la educación. Ambos miraban en la misma dirección, pero de todas maneras el Santo tampoco sabría las dificultades que le esperarían.

Los años de 1679 a 1685 fueron claves para él. Dios tomó las riendas de su vida, por tanto él se fué comprometiendo en decisiones arriesgadas que cambiarían el curso de su existencia. Un biógrafo a definido ésta etapa como "años de encarnación e identificación con el mundo de los pobres".